Gustavo Merino Fombona*
La humanidad se debe otra emancipación epistémica, teórica o conceptual que burle con el cinetismo filosófico y praxiológico cualquier pretendido imperio ideológico
¿Qué diría Aristóteles o Pericles viendo hoy en día cómo Grecia vende las tierras que contextualizan el Partenón: templo magnánimo dórico erguido entre los años 447 y 432 a.C., símbolo de la democracia paroxística, con el fin de paliar deudas de las arcas del Estado helénico actualmente? ¿Cuáles aforismos mencionarían Churchill o Marx sentados en un Postdoctorado de Estudios Políticos que recién terminamos en la Universidad Latinoamericana y del Caribe aquí en Caracas, Venezuela, en junio 2014? Creo que estos últimos hubieran escrito noveles biblias seguramente ortodoxas y estructurales por la historia que no vivieron.
Ahora bien, la humanidad se debe otra emancipación epistémica, teórica o conceptual que burle con el cinetismo filosófico y praxiológico cualquier pretendido imperio ideológico. Procurar quebrar la voluntad de Schopenhauer para que el ser evite superarse a sí mismo en exigencias es la corriente vital de la involución antropológica humana, su caída, su retraso. Estancar o adorar posturas con la depravación de lo perenne es primitivismo desalmado.
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| Sobre el piso de la Política ó en la Política |
Solo por colocar un botón extraído de las entrañas de la arquitectura como ejemplo apreciamos las prelaciones natas ontológicas de su bujía cognitiva, de lo clásico a la modernidad; desde los siglos III al VI d.C. con la arquitectura paleocristiana, la visigoda del III al XVI, la islámica del VII al XVI, la bizantina del IV al XV, la mudéjar del XII al XVI, la románica de la Edad Media, la cisterciense del siglo XII, la gótica del XII al XVI, la historicista del XIX o la del hierro y el cristal -la ecléctica- la georgiana y de artes y oficios del mismo tiempo, la modernista de Gaudí que llegó al siglo XX como la de Chicago -la brutalista- la deconstructivista hasta la high tech en el presente.
En política como en cualquier sapiencia, lo moral y humano es utilizar menor tiempo y errores en creaciones que garanticen la evolución del bienestar integral; con esta premisa, ya deberíamos haber tejido galaxias culturales, solo mejorando las necesidades más depuradas de convivencia, pero seguimos en las cavernas de Saramago reincidiendo en una mediocridad asfixiante sin despegar, solo buscando cupos para irnos para Marte sin retorno…
*Profesor UCV/ Unimet/ Ulac
Publicado por: Oscar Flores
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